sábado, 25 de agosto de 2012

La escabrosa historia del asesino múltiple de Curicó: Su primer crimen fue a los 17

La escabrosa historia del asesino múltiple de Curicó: Su primer crimen fue a los 17

Frío y despiadado. De esa forma describen en la PDI a Jorge Fuentealba Plaza, el hombre que el domingo pasado asesinó a golpes a tres personas. Después de los primeros dos homicidios quemó su ropa en la orilla de un río, porque estaba ensangrentada. Vecinos hablan de una infancia dura, con una complicada relación con su madre.  




Esta semana, una ciudad, una región y todo el país se impresionó por el rally de sangre que protagonizó Jorge Fuentealba Plaza, que entre la una de la tarde y las doce la noche del domingo 19 asesinó, según propia confesión, a tres personas en Curicó, en un radio de apenas 7 kilómetros.
La cronología de los hechos indica que su recorrido mortal comenzó en la casa de su abuelastro José Manuel Fuentealba (67) en la población Aguas Negras; luego siguió en las orillas del río Guaiquillo, donde se encontró con Juan Manuel Vidal (78), y terminó en el dormitorio de Fernando Valdivia (47). A todos los mató con igual furia: Golpes de puño, pie y en el caso de Valdivia, utilizando una pequeña pesa de 5 kilos.
A todos les fracturó el cráneo.
El increíble prontuario había comenzado mucho antes, con otros dos asesinatos perpetrados en 2004 (cuando tenía sólo 17 años) y 2011. Si se saca una sencilla cuenta, Fuentealba, de sólo 25 años, acumula el récord de haber cometido un asesinato cada quinquenio de su vida.
Dejó muchas pistas... lo capturaron rápido
Su captura fue rápida, casi desde un principio estuvo en la mira de las policías... y de su familia. Dejó demasiadas pistas.
El domingo por la noche, cuando los noticieros locales ya informaban sobre el primer crimen, el de José Manuel Fuentealba, una mujer se acercó a la casa del fallecido. Ahí conversó con Víctor, hijo de la víctima y pareja de Ingrid Plaza, la madre del asesino.
Les dijo que durante la tarde su esposo, algo pasado en copas, le compró a un joven un plasma de 42 pulgadas -el mismo que había sido robado en casa de Fuentealba- en ocho mil pesos. "Mi señora tuvo altiro el presentimiento de que pudo haber sido Jorge", contó Víctor a "La Segunda" en las afueras de su hogar, en medio del velorio de su progenitor.
Para corroborar las dudas, Plaza le exhibió a la mujer el carnet de identidad de su hijo. "Sí, es él", fue la respuesta.
Así, la madre denunció ante la PDI a su hijo. Luego dijo que había sido por temor a que el muchacho le hiciera algo.
Al día siguiente, la fiscal Mónica Barrientos recibió dos llamadas, casi al unísono, de parte de Carabineros. Se habían encontrado otras dos personas muertas con signos de haber sido golpeadas con extrema violencia, uno en su cama al interior de su hogar del sector norte de Curicó y otro en la orilla del Guaiquillo, al sur.
A los pocos minutos se enteró de que la PDI estaba investigando el crimen de José Manuel Fuentealba y que incluso tenía un sospechoso en la mira.
Durante el lunes se sucedieron las reuniones de coordinación y se llegó a la conclusión de que Fuentealba Plaza estaba involucrado en al menos dos de los tres asesinatos.
Alias "El Ñoco"
Además del violento modus operandi de los crímenes, hubo testimonios que lo ponían como visita constante en la casa de Fernando Valdivia, un antiguo compañero de cárcel con el que habría escuchado música y tomado coñac, según la versión policial (la familia niega que siguieran relacionados). Luego de una disputa, Fuentealba esperó que el ex convicto se durmiera para golpearlo en la cabeza con una pesa de 5 kilos y romperle la nariz, el cráneo y el mentón. Enseguida arrancó con una bicicleta y 2 balones de gas.
Los vecinos de Valdivia, si bien no sabían cómo se llamaba el homicida, lo conocían por su apodo: "El Ñoco" (un derivado del lenguaje coa que se utiliza para los consumidores de neoprén).
Después, la PDI pudo establecer con fotos que Jorge Fuentealba Plaza y "El Ñoco" eran la misma persona.
Al mediodía del martes lo encontraron escondido en una choza en las cercanías del campamento "El Esfuerzo de Curicó".
Cuando lo detuvieron, mantuvo el siguiente diálogo con sus captores de la PDI:
-Ya, jefe, si ya sé por qué estoy detenido.
-¿Y por qué? -le respondieron los agentes.
-Por el viejo del cerro...
El problema es que ese domingo no había matado a nadie en un cerro.
La fiscal Mónica Barrientos y el inspector de la PDI Cristián Fuenzalida le tomaron a Fuentealba la declaración judicial luego de su detención. En eso estuvieron por tres horas y concuerdan que el sujeto mostró una frialdad extrema, al punto de no mostrarse arrepentido de sus crímenes.
-La percepción que yo tuve es de un tipo que sabía muy bien lo que hacía. De hecho, en una parte de la declaración que le tomé, cuenta que después de los primeros dos crímenes quemó su ropa a la orilla del río porque estaba ensangrentada. Es decir, era un hombre que coordinaba ideas y actos. Si uno está en un estado de locura, qué te importa la ropa -dice la fiscal.
Así, y de forma voluntaria, confesó haber asesinado a Juan Manuel Vidal la tarde del domingo y a Jorge Muñoz Valdivia (76)... el 31 de octubre de 2011 en el cerro Condell de Curicó, crimen que hasta ese minuto se mantenía en el misterio.
Recordaba hasta la marca de un reloj que robó
Otra de las cosas que sorprendieron a sus interrogadores fue el detalle con que se acordaba de sus acciones. Así, según cuenta Fuenzalida, el sujeto recordaba la marca del reloj que le sustrajo a Muñoz luego de asesinarlo.
También quedó grabado en ambos interrogadores el respeto con que se dirigió a los dos. "Siempre me dijo oficial ", cuenta Fuenzalida.
Pero de todas maneras la entrevista tuvo momentos tensos. El inspector de la PDI explica que "hubo partes de la declaración en que nosotros quisimos abordar su infancia, pero ahí él se vio súper reticente, se notaba que le complicaba el tema. Pasó lo mismo con el asunto de su sexualidad. Nosotros le preguntamos si le gustaban los hombres y tuvo una actitud negativa, agachó la cabeza y dijo que de eso no iba hablar".
Sin embargo, y según cuenta la fiscal Barrientos, él "declara que si bien le gustaban las mujeres, tenía contacto de tipo homosexual para proveerse de estupefacientes".
Esta pregunta no era al azar, ya que el propio Fuentealba había confesado que dos de los tres crímenes del domingo 19 tuvieron un componente sexual. "El señor del río Guaiquillo le habría hecho insinuaciones, según su testimonio. En el caso de Fernando Valdivia, lo habría matado porque, de acuerdo con sus propias palabras, lo habría cargoseado ", cuenta la fiscal.
De hecho, recuerdan en la PDI, los dos crímenes cometidos por Fuentealba en 2004 (mató a Sergio Santelices, caso por el cual fue internado en Sename, condena que quebrantó el año pasado) y 2011 (al "viejo del cerro") tuvieron elementos escabrosos de tipo sexual.
El inspector Fuenzalida señala que la actuación del hombre de sólo 25 años "lo refleja como un tipo cruel, frío. Posiblemente se pueda determinar que su única intención, aparte de robar en algunos casos, es matar. Estamos hablando de casos en que hay ancianos que fácilmente pudieron haber sido reducidos sin mayores problemas, pero no, este tipo va a agredir para provocar la muerte".
Difícil infancia
¿Cuándo empezó la tragedia de Jorge Fuentealba? ¿El 2004 cuando asesinó por primera vez?, ¿el 2011 cuando reincidió?, o ¿en la tarde del domingo pasado?
Muchos vecinos del sector de Aguas Negras, que conocieron su infancia y a su familia, piensan que los problemas se iniciaron en su infancia.
"El se crió en la calle, no conoció a su padre. Me acuerdo que pasaba por las casas de repente para pedir un poco de comida", dice un vecino de la zona donde vive la madre del homicida.
Varios habitantes de la zona agregan que su padre biológico nunca lo reconoció a pesar de que vivía en el mismo sector de Aguas Negras. También como su hijo tendría un trágico final: Se suicidó hace dos años.
Jorge estuvo varias veces en hogares del Sename... "Entraba y salía", dijo la mamá, Igrid Plaza, el lunes.
Varios culpan a la mujer de no haberse preocupado del muchacho en su infancia. Cuando se supo que su hijo era el asesino, ella apareció en televisión pidiendo entre sollozos que no la culparan, asegurando que nada tenía que ver con Jorge hace ya mucho.
Víctor Fuentealba, el padrastro, reconoce la difícil relación familiar. "Jorge no conoció a dos de sus hermanos porque mi señora los dio en adopción", cuenta. Tiene además otra hermana que vive en la misma zona de Aguas Negras.
Y agrega que "era agresivo con la mamá. Por ejemplo, le pasaba plata para ayudar en la casa y luego se la sacaba para fumar marihuana o pasta base".
De todas maneras, Ingrid visitaba a su hijo frecuentemente mientras purgaba su primera pena de cárcel en Talca. "Siempre lo quería ir a ver, de hecho cuando empecé con ella me preguntaba si la quería acompañar", confiesa Víctor.
Según la PDI, el joven desde adolescente, y por lo menos desde 2004, se empezó a vincular con varios indigentes de Curicó, visitando caletas y casas abandonadas. "Muy precoz comenzó con el consumo de drogas", explica el inspector Cristián Fuenzalida.
Sólo estudió hasta primero medio
De acuerdo con su propia confesión, sus estudios concluyeron en primero medio.
Varias personas sostienen que Fuentealba fue abusado por un adulto a los 6 años y luego cuando fue detenido por el asesinato de 2004. "Mi señora me contó que cuando estuvo preso se lo habían violado en la cárcel. Ella puso las denuncias, pero no hicieron nada al respecto", confidencia el padrastro.
La relación con la familia se rompió definitivamente tras conseguir en 2010 un beneficio que le permitía cumplir la parte final de la pena en un régimen semicerrado.
"Se quedó algún tiempo con nosotros, entraba y salía, iba por ahí. Pero a la semana descubrí que consumía drogas y lo eché de la casa", cuenta el padrastro del asesino múltiple de Curicó.
Según supieron, en algún momento también realizó algunos trabajos esporádicos en la zona.
Desde entonces vagó por la ciudad. Cuando la fiscal Mónica Barrientos le preguntó adónde vivía, respondió que "en ningún lado". Desde que estaba fugado se quedaba en la calle o en las caletas de la zona compartiendo con otras personas en situación de calle. Algunas veces se refugiaba en una choza en la orilla del río Guaiquillo, lugar de encuentro habitual para indigentes y drogadictos. En mayo pasado cayó detenido por un hurto, pero fue liberado por la justicia. Y el domingo pasado terminó con la vida de tres personas.
 Una de las víctimas era discapacitado
Juan Manuel Vidal (78), la segunda víctima que Jorge Fuentealba dejó a su paso el domingo pasado en Curicó, no pasaba por un buen momento.
"Vivía en pésimas condiciones, estaba desnutrido. Tenía que recoger ramitas y maderas para poder cocinar y calentarse en los días de frío. Además, era inválido, ya que se había quebrado una cadera peleando...", cuenta la presidenta de la Junta de Vecinos Nueva Galvarino, Cecilia Moya, quien era su amiga.
Incluso hace poco había sufrido la muerte de su pareja española de largos años.
Vidal no vivió para ver que le instalaran una mediagua que reemplazara su derruida vivienda. "Se la iban a entregar el miércoles, estaba muy contento, porque había luchado mucho para que la municipalidad se la dieran".
Tampoco tenía mayor relación con sus familiares que vivían en la zona de Licantén (también en la Región del Maule). "No me vienen a visitar porque soy pobre y tengo mis cosas sucias", les decía a sus vecinos.
Quienes conocieron a Vidal rechazan la versión del asesino, quien justificó su crimen al decir que el anciano se le "insinuó" sexualmente.
"No lo creo. Además don Juan era bien lacho... Cuando se le pasaban las copas era de proponer matrimonio a las mujeres que estaban a su alrededor", cuenta Maribel Cáceres, dueña de un minimarket en el sector.

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