sábado, 1 de septiembre de 2012

La molestia de Juan Fernández un año después del accidente del Casa 212

La molestia de Juan Fernández un año después del accidente del Casa 212


Tras la muerte de las 21 víctimas del accidente del Casa 212, los isleños luchan por recuperar su segunda actividad más importante: el turismo.


LO que más nos ha costado levantar ha sido el turismo. Estamos trabajando a full en eso. La verdad es que no nos ayuda mucho que a un año del accidente sigan mostrando las mismas imágenes con música triste. Juan Fernández es mucho más que eso”, dice Felipe Paredes, concejal de la isla y la última persona en divisar el avión Fach Casa 212, que la tarde del 2 de septiembre del año pasado se estrelló contra el mar, provocando la muerte de 21 personas.
Entre las víctimas se encontraba un equipo de TVN del Buenos días a todos, encabezado por Felipe Camiroaga; un grupo de Desafío Levantemos Chile, junto a Felipe Cubillos; dos funcionarias del Consejo Nacional de Cultura y miembros de la Fach.
A un año de este suceso, los habitantes de la isla buscan distintas formas para reponerse de las tragedias que los han afectado en los dos últimos años. La mayoría coincide en que el mayor golpe fue el tsunami que el 27 de febrero de 2010 cobró la vida de 16 isleños, de los cuales seis nunca fueron encontrados. El accidente del Casa 212 los sorprendió en plena reconstrucción del devastado borde costero de Bahía Cumberland, tarea en la que participaban las víctimas del accidente aéreo. “Ya estábamos superando esa etapa y vino el desastre del avión, con gente que para nosotros fue tan importante”, cuenta Leopoldo González, alcalde de Juan Fernández.
“Post tsunami, la isla quedó con un trauma emocional. Juan Fernández es una gran familia, todos conocíamos a las personas que fallecieron por el maremoto. El accidente volvió a producir este trauma. Ellos estaban echando bálsamo a nuestras vidas y murieron. Era como volver a caer”, comenta Marcelo Rossi, presidente del sindicato de pescadores de la isla.
Paredes y Rossi participaron activamente en las labores de rescate. En el caso del concejal, su deuda era con las familias de las víctimas. Amigo del arquitecto Sebastián Correa y su señora, Catalina Vela, mantenía además estrecha relación con Felipe Cubillos y Joaquín Arnolds, todos del Desafío Levantemos Chile. “Ha sido duro superar lo que significó este accidente. He estado un poco en la idea de que el trabajo pase un poco el dolor. Ellos venían a trabajar con nosotros, por eso una de las máximas del tema ha sido no dejar nuestro proyecto de lado”, comenta.
El impacto de la tragedia se ha visto reflejado en cifras. Si en 2010 la isla tuvo el peak de visitantes en los últimos cuatro años, con 1.708 turistas (de los cuales 1.549 eran chilenos y 159 extranjeros), en 2011 la cifra bajó a 1.408 personas. De ellos, sólo 990 chilenos y 58 foráneos llegaron hasta el archipiélago.
“Ahora nadie viene a la isla porque es sinónimo de caerse al mar. La baja del turismo es por el accidente. La gente no distingue aviones militares con civiles, los cuales tienen un sistema distinto de revisión, se guían por otros parámetros. Es lamentable, pero está en la retina de muchos”, reflexiona el alcalde.
“Nos llueve sobre mojado en el turismo. El impacto directo fue en este sector, porque hubo cambios impuestos a las líneas aéreas, como integrar copilotos, por ejemplo, lo cual encareció el pasaje (en $ 150 mil)”, comenta Rossi.
El concejal es más crítico. “Los medios tienen mucha responsabilidad en eso; vendernos casi como una isla maldita fue algo grave. Por rating juegan con el morbo y eso no aporta nada bueno”, comenta.
Para mejorar la llegada a la isla, la alcaldía junto a la Seremi de Transportes están gestionando que la subvención aérea cubra ocho vuelos al mes, en vez de los cuatro actuales, en donde sólo pueden viajar 32 personas en total. La misma gestión se está realizando para los viajes en barco, donde la idea es que haya dos servicios al mes en vez de uno.
Los niños de la isla también reaccionaron ante el accidente. “Llorábamos mucho. Hicimos velatones, conversábamos en las pastorales sobre el tema. Los niños me preguntaban por qué decían que nuestra isla era maldita. Yo les dije que nada de eso era cierto. Nuestra isla es maravillosa y esas personas son nuestro ejemplo de solidaridad”, comenta Teresa Rojas, consejera de la pastoral de Juan Fernández, donde participan 36 niños y adolescentes.
El pescador lamenta que por dificultades de transporte haya tres proyectos que aún no se han podido realizar. En la tercera temporada post tsunami siguen esperando por el box donde los pescadores guardan sus herramientas, no tienen bomba de bencina para cargar los botes y el muelle no cuenta con la pluma de desembarco. “Da lata, porque estas personas murieron por ayudarnos. Después de eso, hay gente que prefiere no venir y los proyectos están en espera”, cuenta.
Con este aniversario, los isleños esperan cerrar un ciclo. “Trabajamos para dar vuelta la página, pero igual que todos los chilenos, a un año del accidente, sigo esperando una respuesta”, dice Paredes.

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