Sospechoso de crimen de cabo fue expulsado del colegio tras riña de escolares
Uno de los estudiantes que encabezó la trifulca fue B.A.H.A. (16), alias “El Rata”. En ese lugar es recordado por profesores y administrativos como el “integrante de una pandilla que era conflictivo, atrevido y violento”. El adolescente es sospechoso del asesinato del cabo Cristián Martínez Badilla (27), abatido la noche del 11 de septiembre en la esquina de calle San Luis con Matta. El menor quedó ayer en internación provisoria en un recinto del Sename, tras ser formalizado por el crimen.
En la pelea registrada en el colegio, el menor resultó lesionado. Según un administrativo que pidió reserva de su identidad, esto desencadenó que el joven “gritara como loco: ‘Me voy a vengar, los voy a matar. Voy a reventar el colegio’”. Tras las amenazas, “gente sospechosa y autos comenzaron a esperar fuera del colegio”, por lo que la policía debió concurrir al lugar. Ayer, en el mismo liceo, otro menor, de iniciales I.I.A.N. (17), fue apuñalado en la espalda por un alumno de 15 años.
Debido a “las constantes agresiones a sus compañeros, (B.A.H.A.) fue expulsado, y estaba realizando exámenes libres”, dijo ayer el director de comunicaciones del municipio, Benedicto Piñuñuri.
El menor vivía con su madre, Liliana Araya, y sus dos hermanos en un pequeño departamento de calle Las Violetas. Su padre, en tanto, trabaja en Puerto Montt. El adolescente registra detenciones por hurto (2011), robo de vehículo (2011) y porte de armas (2012).
Relatos del crimen
Según estableció la fiscalía, a eso de las 23.10 comenzaron los disparos contra el piquete de policías que resguardaba un supermercado de calle San Luis. Una niña de nueve años, testigo de los hechos, declaró a la policía que “‘El Rata’ había dicho que se había ‘pitiado un paco’”.
Otra testigo, de 19 años, declaró que habría sido el mismo menor quien dijo que “no quedaban balas y que alguien le regalara para ir a tirarles a los pacos (...), diciendo que se había ‘pitiado un paco’, aludiendo a que el grupo fuese a quitarle la pistola al paco”.
Un pericia química efectuada a la ropa y manos del menor estableció que había manipulado armamento la noche del crimen del cabo Martínez. El proyectil disparado contra el policía era calibre .38.
Ayer, el fiscal Ricardo Peña formalizó al menor. Pese a que la defensa intentó desvirtuar los cargos, el juez Paulo Orozco ordenó su internación provisoria. En su resolución, el magistrado habló del perfil del imputado. Para ello se remitió a una sentencia anterior, donde se relata que el joven intentó arrollar a un motorista. Para el tribunal, eso demostraba “el desprecio por la autoridad” del adolescente. Al término de la audiencia, su madre dijo que “todo el mundo estaba disparando, por qué culpan a mi hijo”. Su padre agregó que “cualquier persona pudo haber sido (la que disparó)”.
Errores del sistema
Ayer, el vocero de la Corte Suprema, Hugo Dolmestch, dijo que el caso revela que el sistema “no funciona bien”. “Los jóvenes infractores no tienen en Chile una ley y los medios que les sirvan de escarmiento por haber cometido un delito por una sola vez. No están los medios para que ellos se reincorporen a la sociedad (...). No hay ningún control. No reciben ayuda de nadie; todo lo contrario, sólo recriminaciones y los dejan de lado”.
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