lunes, 22 de octubre de 2012

Qué hay detrás de la amenaza de Evo Morales de cortar la llave de las aguas del Silala

Qué hay detrás de la amenaza de Evo Morales de cortar la llave de las aguas del Silala

El Presidente boliviano reabrió un litigio iniciado en 1997, y que estuvo a punto de concluir doce años después cuando La Paz y Santiago llegaron a un preacuerdo, que luego fue desahuciado por el propio Morales tras presiones internas. Analistas evalúan qué lo llevó a reflotar el tema en las últimas semanas.


Fueron dos movimientos combinados como en una jugada de ajedrez: el 26 de septiembre, Evo Morales afirmó ante la Asamblea General de la ONU, que Chile es " un peligro para toda la región " y, acto seguido, el gobernador de Potosí, Félix González , de su mismo partido -el Movimiento al Socialismo (MAS)- anunció que el caudal de agua del Silala, que desemboca en Chile, se reduciría en al menos un 30%, debido a un proyecto de piscicultura que se inaugurará a fines de octubre .
De ahí en más, se vino la escalada: el lunes pasado el diario boliviano La Razón explicó que la reducción del suministro de agua duraría 20 días, el lapso necesario para llenar cuatro piscinas para criar truchas. Y agregó que se estudiaban tres proyectos más para el 2013: una central hidroeléctrica, un sistema de riego y una planta embotelladora , que, con suerte, dejarán un hilo de agua escurriendo hacia la II Región de Chile.
En Santiago, la Cancillería ya estaba en alerta. En un comunicado difundido el 5 de octubre dijo que ya en mayo había enviado una nota a su símil boliviana, solicitando información en torno a estas iniciativas, "en atención a los legítimos derechos que le corresponden a la República de Chile como soberano en el curso inferior del río Silala, de conformidad con el derecho internacional". Morales manifestó, en tanto, que no era "agresión ni provocación" que Bolivia definiera planes para el Silala .
La escaramuza verbal subió de tono, cuando a mitad de semana medios bolivianos hablaron de alarma en la zona fronteriza por una presunta movilización militar de Chile. Y la ministra de Comunicación, Amanda Dávila , dijo que, de confirmarse estos rumores, serían actitudes "amenazantes" de Chile, que no se compadecerían con la vocación pacifista de Bolivia . Al día siguiente, la vocera del gobierno dijo que no se daría explicación alguna a Chile sobre el uso del Silala, por tratarse de "un manantial que está en territorio boliviano".
" No tenemos que rendir cuentas a nadie sobre lo que hacemos dentro del país, como los chilenos no tienen la obligación de decirnos lo que hacen ellos allá ", explicó.
¿Río o manantial?
El Silala es un recurso hídrico de 56 km. de largo. Nace en el Salar de Uyumi (Bolivia) y desemboca en el río San Pedro, parte de la cuenca hidrográfica del río Loa, en Chile. Su ancho promedio es de 60 cm. y llega a territorio chileno cerca del hito 73, en Ollagüe, aportando alrededor de 204 litros de agua por segundo. A comienzos del siglo XIX, el Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia, en manos de ingleses, consiguió autorización de la Prefectura de Potosí (sur de Bolivia) para hacer obras que facilitaran la llegada de esas aguas a Chile, para alimentar las locomotoras a vapor de la compañía.
En 1961, la empresa cambió su fuente de energía de vapor a diésel y utilizó sus derechos para proveer de agua a Codelco y empresas sanitarias de Antofagasta, sin que se produjese ningún reclamo boliviano hasta que en 1997 el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada revocó las patentes. En 1999, el Congreso boliviano instruyó que se cambiara en todos los mapas el nombre de río Silala por el de "vertientes". Y en 2000, adjudicó a Ductec SRL una franquicia por 20 años para cobrar a los usuarios chilenos por el uso de sus aguas.
La situación siguió trabada hasta que en noviembre de 2009, en el gobierno de Michelle Bachelet , Chile y Bolivia llegaron a un preacuerdo. Los términos del mismo, según un diplomático chileno que intervino en las tratativas, fueron estos: "Se definió que un organismo internacional verificara, en un plazo de tres a cuatro años, si el Silala era un manantial o un río de curso internacional; se determinó el pago inmediato de derechos por parte de Chile por el uso de un 50% de esas aguas, por tratarse de recursos compartidos; y se soslayó el tema de la 'deuda histórica' reclamada por Bolivia, puesto que hubo una concesión a una empresa privada, en el siglo pasado, y eso impide que se pueda hablar de una deuda de arrastre".
El acuerdo nunca se concretó, porque los potosinos se opusieron a él. Y quien quedó en falta, según esta fuente, fue "el Gobierno boliviano, porque si tú no tienes capacidad de superar los vetos internos y ponerte de acuerdo en este tema, que es menor, en comparación con la demanda marítima, difícilmente podrás resolver lo otro ".
Lecturas políticas
Para el analista chileno José Rodríguez Elizondo , la apertura de este nuevo frente de conflicto entre Chile y Bolivia no tiene mayores misterios: " Esto hay que inscribirlo en la ofensiva que comenzó a desatar Evo a partir del 23 de marzo de 2011, cuando clausuró unilateralmente el diálogo que venía sosteniendo con nuestro gobierno . Empezó con la judicialización del tema marítimo, siguió con este raro coqueteo que tiene con la derogación unilateral del Tratado de Paz de 1904. Y siguió con el intento de ponernos mal con otros países, como cuando dijo que Chile era una amenaza para América Latina y específicamente para Perú".
"Por lo tanto, que ahora resucite el viejísimo tema del Silala, que ya ha sido objeto de ene tentativas de arreglo o de arreglos completos, que después han sido desconocidos por Bolivia, no tiene nada de extraño", añade este ex embajador, quien dice que la maniobra se enmarca dentro del clima previo al inicio de los alegatos en La Haya, por el diferendo marítimo con Perú. "Aunque hay que decir que esta ofensiva es bastante bien percibida en Lima. Yo acabo de leer un texto del ex vicecanciller Eduardo Ponce , denunciando la ingenuidad de estos ataques de Morales, al intentar sembrar la animadversión peruana contra Chile, porque le parece bastante infantil, y porque los peruanos ya no están para caer en esas trampas".
La otra fuente chilena consultada llama, en cambio, a "no ' hayizar' el tema. Creo que son cosas separadas. Acá el tema central es cómo volver al diálogo. Morales, en la ONU, usó un tono duro de denuncia de lo que llama el enclaustramiento de Bolivia, pero siempre termina diciendo que hay que dialogar. Y lo mismo dice el Gobierno chileno: mire, no le debo nada y hay que respetar los tratados, pero tenemos que hablar. Entonces, el problema es cómo se dialoga. Y ese paso nadie lo da finalmente".
Desde Bolivia, el analista Fernando Molina Monasterios también invita a desdramatizar la situación.: " Varias veces los potosinos han dicho que van a poner un dique que impida que las aguas discurran hacia Chile, pero luego no ocurre nada, porque evidentemente se comprende en Bolivia la gravedad de una acción de este tipo . Que podría conducir a que los problemas verbales y diplomáticos que tenemos ahora se volvieran más serios".
"Es una pena que por razones maximalistas y porque se cruzó también la cuestión marítima, no se haya resuelto este tema con la propuesta que había. El resultado es que estamos perdiendo, los bolivianos, bastante dinero a causa de este maximalismo, que procura encontrar una solución perfecta en lugar de una buena, y que hace que Chile siga aprovechando el agua y esté pagando cero".
Molina estima, en todo caso, que las medidas anunciadas con el Silala son más "declarativas" que reales . "Dudo mucho que haya un programa muy bien preparado para tomarlos y dudo que se realicen también. Son más bien armas retóricas que se emplean para, digamos, presionar al otro país".
Consultado sobre el grado de exposición mediática que ha tenido el tema en Bolivia: " Fue la principal noticia cuando el gobernador potosino hizo sus primeras declaraciones y cuando Evo Morales las apoyó, pero ahora ha sido desplazada de la agenda por la confrontación también verbal que tiene el Presidente con Estados Unidos . El dijo que antes estar en buenas relaciones con EE.UU. era lo mejor que a uno le podía pasar en Bolivia, y que ahora es una caca ".
"Obviamente, eso ha causado gran revuelo, pero el Presidente, en vez de retractarse, ha insistido en sus críticas. Por eso le reitero que, en mi opinión,lo del Silala no va a pasar de ser un episodio periodístico. No se va a traducir en acciones reales, porque sería provocar al Ejército chileno, cosa que, por supuesto, Bolivia, ya en el momento de la verdad, no quiere hacer ".
 Ex cónsul boliviano en Chile: "El patrioterismo es el que crea estas cosas" 
A riesgo de nadar contra la corriente, el ex diplomático boliviano Ramiro Prudencio Lizón (cónsul general en Santiago, de 1980 a 1984, y luego en Arica cuatro años más) no teme expresar sus reservas en relación al actual planteamiento de su gobierno frente a este tema. En una columna publicada en La Razón, el 10 de octubre, advierte contra el " empecinamiento dogmático de considerar que todas las aguas del Silala pertenecen a Bolivia ", lo que impidió cerrar el acuerdo en 2009. " Es evidente -añade en el texto- que gran parte de las aguas que se dirigen al territorio chileno por el canal construido por la empresa del Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia son nacionales, pero no se puede negar que algo de ellas habría llegado a ese país en forma natural, aunque no hubiese ese canal artificial ".
Consultado por "La Segunda Sábado", el autor del libro " Historia de la negociación de Charaña ", reafirma esta opinión: "Había un riachuelo, y eso lo dice también el Tratado de Paz de 1904, que contiene un mapa adjunto, y ahí dice río Silala. Hay que tomar en cuenta que en 1908 el ferrocarril pidió autorización a las autoridades de Potosí para construir un canal artificial, aguas arriba, para sacar más agua de lo que tenía originalmente ese pequeño riachuelo. Por eso ahora tiene un caudal mayor. Y por eso insisto en que los dos países están equivocados: no es un río internacional ni tampoco todas las aguas pertenecen a Bolivia".
Con respecto a la llamada "deuda histórica", también es categórico: " Es un error considerar -afirma en su artículo- que Chile debiera pagar por 100 años de usufructo de las aguas . La concesión efectuada a principios del siglo XX por la Prefectura de Potosí (...) fue entregada a una empresa británica y no al Gobierno chileno ni a ningún consorcio de ese país. Esa entidad mantuvo el control del Ferrocarril por 100 años, y sólo a principios de los años 90 concluyó su gestión".
Al tiempo que declara: "Sí se podría decir que hubo un uso incorrecto de las aguas a partir de los 60, cuando se dejan de usar las locomotoras a vapor . Por eso Bolivia estima que debiera haber una compensación, pero no por 100 años sino por cincuenta. Lo importante, más allá de los detalles, es que ambos países deberían buscar un entendimiento, a partir del preacuerdo de 2009. De hecho, si el mismo Presidente de Bolivia ha declarado que el acuerdo es positivo, hay una base allí para negociar y solucionar el problema ".


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